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Un reputado psicólogo, experto sobre todo en el tratamiento de adolescentes, apunta en su libreta unas notas con gesto de preocupación. Tiene enfrente a un chico de no más de quince años que asegura que no puede dejar de ver porno, varias veces al día. Las hormonas, en su punto álgido, haciendo de las suyas, piensa el doctor. Sin embargo, hay algo más. El chico empieza a tener problemas en el instituto. No es capaz de concentrarse en las clases, porque solo piensa en el sexo. En casa, el estudio se le hace muy cuesta arriba, ya que tiene acceso directo a cualquier vídeo pornográfico que desee, y eso siempre va a ser mejor que quedarse mirando un aburrido libro de Historia. Las notas empiezan a bajar, el chico comienza a deprimirse, prefiere quedarse encerrado en su cuarto en lugar de salir con sus amigos. Lo irónico de la situación es que sigue siendo virgen, mientras algunos de sus compañeros ya tienen sus primeros escarceos sexuales.
Para muchos, la pornografía es una lacra que está destrozando la experiencia sexual de toda una generación. Los nacidos ya en los años 90, que llegaron a Internet en su etapa crítica y pudieron disfrutar de esos primeros años de buffet libre de porno. Esto es solo la punta del iceberg en una cuestión que, sin duda, está dando mucho que hablar en los últimos tiempos. La cultura, la sociedad, están más sexualizadas que nunca, y eso es algo innegable. A pesar de que el sexo sigue siendo un tabú en muchos lugares, y de que hay gente que incluso censura fotografías de desnudo, lo sexual es hoy omnipresente. En el cine, en la literatura, y sobre todo en Internet. Las redes sociales se han llenado de erotismo soft o incluso porno explícito, en stories, publicaciones de Instagram, bailes de Tiktok y enlaces a Onlyfans. Todo esto ha llevado a una hipersexualidad flagrante en buena parte de la población, desde el crío de quince años que es incapaz de controlar sus deseos sexuales hasta la actriz más famosa del mundo, encerrada en su propia burbuja de realidad y adicción. Aquí te vamos a hablar de las celebridades cuya obsesión por el sexo ha estado a punto de echar por tierra toda su carrera.
Charlie Sheen
Ha sido uno de los actores más relevantes de finales del siglo XX y principios del XXI en el género de la comedia. Su propia actitud de hombre descarado y mujeriego ha traspasado la pantalla, mimetizándose con su protagonista en Dos Hombres y Medio. Ya nadie sabe dónde acaba Charlie Harper y donde empieza Charlie Sheen. El intérprete siempre ha sido un rompecorazones, pero en aquella época tuvo un especial énfasis con modelos, actrices porno e incluso prostitutas.
Se dice que llegó a gastarse millón y medio de dólares en apenas un mes en chicas de la calle. Sus continuos escándalos y adicciones tensaron demasiado la cuerda con su productor, que finalmente decidió despedirlo tras convertirle en el actor mejor pagado de la televisión. Sheen ha reconocido en numerosas ocasiones ser adicto al sexo, y ha estado tratándose, pero es cierto que, al contrario que otras adicciones, mantenerse alejado del placer sexual puede ser algo catastrófico.
Tiger Woods
El número 1 del golf mundial, una auténtica estrella de esas que nacen solo uno en cada generación. Tiger Woods llevó el golf a las masas a finales de los 90 y principios de los 2000, y se convirtió en una auténtica celebridad, consiguiendo los mejores contratos publicitarios. Todo parecía perfecto, hasta que el día de Acción de Gracias de 2002, su mujer, Elin, descubrió sus infidelidades. Woods tuvo que salir a la palestra para pedir perdón, como haría ocho años más tarde, en 2010, cuando se separó.
Había mantenido relaciones con más de cien mujeres durante todo ese tiempo que estuvo casado, provocándole un dolor inmenso a su esposa, que se saldó con una millonaria separación. Woods estuvo con actrices, modelos y pornstars, pero también llego a pagar por sexo a prostitutas de lujo. Reconoció haber sido adicto al sexo y al alcohol, una combinación que mancharía para siempre su reputación, a pesar del inmenso talento deportivo que atesoraba.
Russell Brand
El actor y humorista británico Russell Brand se dio a conocer presentado la edición VIP de Gran Hermano en Reino Unido. A partir de ahí, su participación en numerosas películas y series le ha hecho muy popular en todo el mundo. Brand llegó a estar casado durante año y dos meses con Katy Perry, y consiguió protagonizar diferentes éxitos de taquilla. Sin embargo, sus adicciones le persiguieron durante casi toda su carrera. Primero, la heroína, una droga que consumió de manera recurrente hasta los 27 años. Cuando logró salir de ese pozo entró en juego la adicción al sexo.
Un hombre carismático, rico y popular como él, en una ciudad perfecta para disfrutar de los placeres carnales, no tuvo problemas en encontrar siempre satisfacción. Tanto que llegó a obsesionarse con el sexo con modelos y prostitutas. Logró también escapar de esa adicción con la ayuda de terapia, y luego incluso escribió un libro para ayudar a la gente que se encontraba en su misma situación. Brand entendió que había algo en su interior que le hacía caer en esas adicciones, y solo yendo al centro del problema lograría sanarlo.
Lindsay Lohan
El típico caso de niña prodigio que acaba convirtiéndose en juguete roto por culpa de la popularidad y de un entorno poco recomendable. Lohan llegó al estrellato gracias a varias películas cuando era tan solo una cría, y estuvo en contacto con el ambiente tóxico de Hollywood desde muy pequeña. Esto le trajo problemas de conducta y adicción al alcohol y las drogas.
Su intento de zafarse de su imagen de niña buena tampoco ayudó, ya que muchos consideraron que la chica estaba entrando en una espiral de locura y desesperación. Entró en rehabilitación tras varios incidentes importantes y detenciones, y los psicólogos posteriormente aludirían a su adicción al sexo como forma de tapar las demás adicciones. Lohan consiguió salir de aquel hoyo y hoy por hoy mantiene un perfil bajo en comedias románticas navideñas, así como buscando la redención ante sus fans.
Melanie Brown
A mediados de los años 90, las Spice Girls se convirtieron en el grupo femenino más popular del mundo. Estas cinco jóvenes británicas habían surgido como “respuesta” a aquellas boybands americanas que tanto éxito estaban logrando en aquel momento. Cada una tenía su rol, y en conjunto eran un referente absoluto para las niñas y jóvenes de todo el mundo.
Sin embargo, esa fama repentina también provocó un auténtico terremoto en cada una de las chicas. Melanie, una de las más recatadas del grupo, acabó cayendo en la adicción al sexo, como confesaría años más tarde. Ya con un perfil más maduro, la cantante se dedicó a su carrera interpretativa, y hoy por hoy es una orgullosa madre de familia que participa como jurado en algunos programas televisivos.